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Mostrando entradas de noviembre, 2017

Por qué no me pongo vestido.

¿Quién no ha tenido la horripilante experiencia de sentir cómo se enrosca el panty en la cintura y se va deslizando hacia la cadera, al mismo tiempo que la entrepierna se va bajando hacia la rodilla? Y suele pasar en el peor momento: vas andando toda mona por una concurrida calle, o estás atendiendo a un cliente, o te has agachado en el súper para coger algo del estante de abajo. ¿Y qué te queda? Pues buscar un sitio donde nadie te vea y remangar el vestido y todo lo demás. Eso con suerte. O puedes optar por la ordinariez (a veces no queda más remedio) que ante la mirada atónita y reprobatoria de los demás, tirar de las medias como puedas para no quedar allí mismo en peor situación. Y después de poner toda tu ilusión en ese vestido, llegas a casa con los nervios de punta: le gritas a tu marido (que se queda con la boca en "o" de la sorpresa), ladra el perro, los niños lloran, el vecino golpea para protestar por el escándalo, la abuela se tiene que ir a descansar por el e...